jueves, 14 de abril de 2016

El desempleo: origen e implicaciones

El desempleo: origen e implicaciones
Por: José Luis Olivas García
Dr. en Gestión Estratégica y Políticas del Desarrollo


Keyssar (1986) menciona que el desempleo existió incluso antes de la palabra que lo describe. Sin embargo, se refería a aquellas personas que dejaban de laborar por aspectos de temporalidad como, por ejemplo, cuando se congelaban los ríos, en las épocas de sequía o fuera de temporal, en situaciones donde sufría algún infortunio la fuente de trabajo como un incendio, bancarrota, etc., y se refería a este fenómeno con la palabra “idleness” con la que quería decir desempleado en un sentido de ocio.[1]
El desempleo ha sido precursor de pobreza y mendicidad e incluso ha generado movimientos importantes. Tal es el caso de las leyes de pobres (poor laws); sin ellas no se puede entender la lucha contra el desempleo, que desde la época clásica ha sido una preocupación para las economías del mundo.
Las Leyes de Pobres provienen de una serie de normas y principios que inicialmente fueron utilizadas como un mecanismo de gestión social con la finalidad de extinguir el ocio o vagabundeo, que en otras palabras podemos equiparar con desempleo voluntario. En este sistema los vagabundos recibían apoyos con la condición de que se mantuvieran en ciertas áreas específicas de las que no podían salir, pues estaba fuertemente penalizado.
Esto sirvió para que en 1601 surgiera la primera ley oficial de pobres, conocida como “Ley de Isabel”. Esta Ley constituyó un sistema de ayuda legal obligatoria para apoyar a los pobres y que más tarde sería conocida como “Antigua Ley de Pobres”.
  • El primer sistema de apoyo a la pobreza constituyó una serie de elementos:
  • El apoyo se hacía a través de las parroquias.
  • El financiamiento de los apoyos era generado mediante los impuestos locales.
  • Existían funcionarios a cargo de la gestión.
Los apoyos se aplicaban de acuerdo a las necesidades de los beneficiarios, que podía ser desde apoyo económico, asilo, trabajo y educación, y los beneficiarios contraían obligaciones que de no cumplirse podían ser castigados hasta con cárcel, como en el caso de aquellos que pudiendo trabajar no lo hiciesen.
Poco a poco las Leyes de Pobres fueron fortaleciéndose a partir de leyes complementarias como la Ley de Asentamientos, que impedía, aunque con poca eficiencia, que otros pobres se asentaran en las parroquias de manera irregular. En su evolución, se introdujo en 1782 el principio de apoyo del exterior mediante subsidios para aquellos que estaban capacitados y sufrían de desempleo. También se estableció un apoyo para aquellos que aún teniendo trabajo, sus ingresos estuviesen por debajo de un nivel determinado.
El primer gran debate sobre la ley de pobres surgió tras la revolución industrial en el siglo XIX, que junto con el crecimiento de la población provocó un gran incremento en la pobreza. La complejidad del cambio ─la cual, en paralelo a los beneficios de la industrialización sobre la productividad, generó grandes desequilibrios entre las ciudades donde se establecía y las zonas rurales donde los efectos se manifestaron inicialmente de manera colateral con el desempleo─ fue la causa de la reestructuración de aquella ley. Su evolución consistió en apoyos mediante casas de trabajo (workhouses), donde se intercambiaba ayuda por trabajo, aunque bajo condiciones más precarias en comparación con aquellas que podía brindar un empleo normal; también se dimensionó la operación del sistema de ayuda local a un nivel nacional.
Las Leyes de Pobres tomaron tal importancia, que sus principios han sido tomados en cuenta y seriamente discutidos a la hora de gestionar proyectos como las subvenciones al desempleo o los apoyos fiscales al salario e incluso la obra pública,[2] todos ellos con la finalidad de reactivar la economía y cuyos antecedentes ─muy especialmente al hablar de la obra pública─ parecieran haber sido las famosas workhouses aunque actualmente bajo condiciones superiores. También son base fundamental del sistema de jubilaciones y pensiones actual.
Como podemos ver, el empleo y la calidad del mismo han sido un gran tema de debate, incluso han sido el detonante de la polarización de los sistemas económicos como lo son el socialismo y el capitalismo.
Karl Marx (Marx, 2004/1845) argumentaba que la fuerza de trabajo es una mercancía que se vende al capitalista a cambio de un salario que representa su precio, y este último se rige por la ley de la oferta y la demanda; por lo tanto, en la búsqueda de empleo, el trabajador se enfrenta a una competencia del mercado laboral que dependerá de la cantidad de trabajadores, del precio que estos dispongan para su fuerza de trabajo y de la cantidad que los compradores (capitalistas) estén dispuestos a pagar. Así mismo, Marx decía que al crecer el capital crecía el número de trabajadores asalariados y en el mejor de los casos también incrementaba el salario; sin embargo, ocurrían hechos que evidenciaron todo lo contrario respecto del valor de la fuerza laboral.
Otro aspecto negativo relacionado con el empleo es el componente inflacionario, que se refiere al desequilibrio entre el valor del trabajo, es decir, “el salario”, y el valor de los demás bienes. Un ejemplo de ello fue el ocurrido en el siglo XVI tras el descubrimiento de América, cuando se realizaban crecientes explotaciones de minas de oro y plata, dando lugar a que el valor de estos metales se desplomara, provocando que los salarios pagados, valorados en relación a  ellos, tomaran un valor inferior respecto de las demás mercancías, por lo que los obreros seguían cobrando lo mismo pero lo intercambiaban por menos. Lo mismo ocurrió en 1847, cuando las cosechas fueron malas y los precios de los artículos de primera necesidad se incrementaron, pero los salarios eran los mismos.
Para Marx, la lucha entre el capital y el trabajador asalariado también traía consigo una gran división del trabajo, en donde el capital, aunado a la maquinaria, provocaba que un obrero realizara el trabajo de dos, tres, cinco, diez ó más de ellos. De igual manera, la ley del coste de producción provocaba que los precios de los productos se ajustaran; así, al producir más, los precios bajaban para poder vender más ante la competencia, pero ésta, a su vez, reaccionaba de la misma manera para poder competir y así sucesivamente, provocando cada vez una mayor división del trabajo, más maquinaria y menos necesidad de obreros y los que quedaban de ellos, mantenían los mismos salarios y en algunos casos mucho menores.  Marx decía que “La maquinaria produce los mismos efectos en una escala mucho mayor,[3] al sustituir a los obreros diestros por inexpertos, los hombres por mujeres, los adultos por niños, y porque, además, la maquinaria donde quiera que se implante por primera vez, lanza al arroyo a masas enteras de obreros manuales, y, donde se le perfecciona, se la mejora o se le sustituye por máquinas más productivas, va desalojando a los obreros en pequeños pelotones” (Marx, 2004/1845, pág. 72).
Según Marx, los obreros cada vez requieren menos preparación, por lo que la fuerza laboral que venden no requiere ningún valor agregado que le permita venderse por un mejor precio, de hecho este precio queda en poder de negociación solo por parte del capitalista.
Como Marx, muchos autores han tratado de predecir los beneficios y perjuicios de un modelo y de otro, pero parece que, hasta ahora, sólo convergen en un círculo vicioso entre maquinaria, progreso y desempleo.
De aquí, que la visión de quienes debatían las implicaciones de las diferentes configuraciones de los factores de la producción se ha cumplido. Es decir, por un lado la apertura, crecimiento y madurez entre los sectores que prescinden y los que absorben la fuerza laboral, tratan de mantener un equilibrio según su desarrollo; pero, por el otro, la saturación de los mercados, de la población y de la mano de obra, que ahora compite no solo consigo misma sino con la tecnología, comienza a generar un fuerte desequilibrio.
Por muchos años se ha tratado de entender el fenómeno del desempleo, para ello, quienes lo estudian lo han clasificado conforme a lo siguiente:
·      Desempleo cíclico
Este tipo de desempleo surge en paralelo al cumplimiento de un periodo económico en donde su caída se acompaña de alteraciones en la producción generando desempleo. Estos ciclos provocan desajustes en la oferta y demanda de bienes y servicios por periodos largos debido a una contracción, recesión o depresión de la economía, repitiéndose cada determinado tiempo con una duración relativamente larga, algunos autores manejan un promedio de 6 meses.
Una contracción ocurre cuando se reduce la producción y oferta de bienes y servicios en el mercado. La causa puede ser interna; nuevas regulaciones, nuevos impuestos, desincentivos u otros factores internos que provoquen temor temporal en el mercado. También puede ser por causa externa como los factores naturales que impiden el desarrollo de los productos agrícolas; por especulación y otros más.
Una recesión ocurre cuando se da una intensa disminución de la actividad económica cuyo efecto se refleja en una caída del PIB por un tiempo prolongado; y cuando ésta es muy profunda o seria, se le llama depresión. Las causas de este tipo de desajuste económico puede ser la sobreproducción, la disminución en el consumo por alza de precios generalizada o una preocupación de estabilidad futura por parte de los demandantes, falta de innovación, formación de nuevo capital y fluctuaciones del tipo de cambio.
Es importante diferenciar esta clase de desempleo del de tipo estacional que describiremos más adelante.

·      Desempleo friccional
El desempleo friccional surge por la necesidad de encontrar un empleo adecuado. También se dan por la migración de una ciudad a otra ó por el cambio de estatus entre la población inactiva y la población económicamente activa como es el caso de los estudiantes. Generalmente es la movilidad natural de una persona por encontrar mejores oportunidades manteniendo periodos cortos entre el abandono y el reingreso.
·      Desempleo estacional
Este tipo de desempleo se da por la producción de bienes y servicios de temporada, tal es el caso de la agricultura, el turismo y productos relacionados con épocas específicas como la temporada navideña, las fiestas patrias, etc. Generalmente quienes se encuentran en este rubro, mantienen diferentes actividades durante el año y los tiempos de desempleo entre una actividad y la otra son relativamente cortos e incluso contemplan el autoempleo, la agricultura y el empleo de temporada como una rutina anual.
·      Desempleo estructural
En el desempleo estructural los periodos de desempleo son relativamente más largos aunque no permanentes y se da de manera involuntaria. Aquí se presentan una serie de desajustes entre la oferta y la demanda de tipo estructural, es decir, la movilidad o migración del capital por cuestiones de eficiencia y rentabilidad. En este caso las empresas pueden tomar la decisión de mover sus fábricas de un país a otro por cuestiones de costos laborales, eficiencia ó calificación de la mano de obra, agotamiento de recursos naturales o materias primas, obsolescencia de los modelos de producción, incapacidad de sostener la calidad exigida por el mercado, etc. Algunos autores consideran que las decisiones de incrementar la productividad mediante la inclusión de tecnología (desempleo tecnológico)[4] es parte de esta tipología, y para ellos, el desempleo estructural se considera el más grave ya que de cualquier forma es necesaria la intervención del estado para equilibrar los factores afectados y reactivar el sector o sectores económicos en cuestión.
·      Desempleo tecnológico
El desempleo tecnológico se da al sustituir la mano del hombre por tecnología. Éste se presenta por diferentes causas; la búsqueda de la competitividad; las presiones institucionales, sindicales o políticas relacionadas con la clase trabajadora; los costos directos y las cargas fiscales y parafiscales de la mano de obra; y la legislación laboral y fiscal principalmente.
Algunos economistas catalogan esta clase de desempleo dentro del tipo estructural, sin embargo, otros no creen en la existencia de éste ya que consideran que mientras se desarrollan procesos más eficientes a partir de la tecnología, esta misma abre nuevas oportunidades o promueve nuevos nichos de mercado como, por ejemplo, las computadoras que han provocado el incremento de desempleo en prácticamente todos sectores, pero a su vez, han generado oportunidades alrededor del diseño, desarrollo y comercialización de software, hardware y otros.

En nuestra opinión, y como hemos podido apreciar en párrafos anteriores, esta última clase de desempleo es y ha sido la más dañina, incluso muy superior a la de tipo estructural, ya que provoca un daño de tendencia creciente y permanente, y es por ello que requiere ser analizada por separado.
Para explicar lo anterior, consideremos que el desempleo tecnológico tiene un efecto bola de nieve, es decir, al principio es posible que el desarrollo tecnológico permita nuevas oportunidades de expansión laboral con un mínimo de efectos negativos, sin embargo, a medida que éste avance,[5] y considerando que la tendencia siempre será la de mejorar la productividad industrial, éste provocará la sustitución de la mano del hombre. De aquí, que sólo entendiendo su objetivo, que es “emplear menos trabajo para obtener los mismos productos, ó, en otros términos, obtener más producto con el mismo (o con menos) trabajo humano: que es la cumbre de la industria” (Say, 2005/1803, pág. 181) y quizá en términos modernos y más humanos “evitar el esfuerzo del hombre”, podremos comprender los efectos colaterales de la tecnología en el mercado laboral.
Como conclusión, son dos palabras las que constantemente justifican el desequilibrio laboral: el desarrollo y la productividad, y nosotros agregaríamos otra más: la competitividad. Sin embargo, esto nos lleva a tres estadios fundamentales: cambio ó innovación, beneficios y perjuicios o consecuencias negativas (Nosnik Ostrowiak, 2010).
Lo anterior es resultado del pensamiento complejo que nos caracteriza a los seres humanos cuando buscamos la productividad y/o el desarrollo; por un lado se toman decisiones que generan beneficios (la inclusión de un país en los estándares mundiales, atracción de inversiones, denotar el potencial de desarrollo, etc.) y por otro se provoca un daño social (desequilibrio económico, empleo precario, desempleo, dependencia, etc.), lo que a su vez limita nuevamente el desarrollo.
Hoy nuestro reto es lograr que estas tres obsesiones humanas encuentren su justo medio, de tal forma que provoquen un bienestar equilibrado y generalizado para la población.
BIBLIOGRAFÍA
Abrahamson, E. (2000). Change Whitout Pain. Harvard Business Review, Reprint R00401, 75-79.
Harribey, J. M. (2001). El fin del trabajo: de la ilusión al objetivo. In E. De la Garza Toledo, & J. C. Neffa, El trabajo del futuro, el futuro del trabajo. Buenos Aires: CLACSO.
Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social, Incide Social, A.C. (2007). Desarrollo social. Recuperado Noviembre 14, 2010, de http://www.incidesocial.org
Keyssar, A. (1986). Out of Work: The first century of unemployment in Massachussets. Cambridge: Cambridge University Press.
Marx, K. (2004). Trabajo asalariado y capital. El Cid Editor. (Versión original 1845).
Nosnik Ostrowiak, A. (2001). El Análisis de Sistemas de Comunicación en las Organizaciones: 10 años después. In C. Fernández Collado, Comunicación en las Organizaciones (2a ed.). México: Trillas.
Nosnik Ostrowiak, A. (2010). La complementación entre Competitividad y Responsabilidad Social. Fundamentos para una discusión conceptual. Ética y sustentabilidad para una competitividad responsable y rentable. 5° Congreso internacional de sistemas de innovación para la competitividad. 25 al 27 agosto. Universidad de Guanajuato, Celaya Gto.
ONU. (2007, Abril 25). Organización de las Naciones Unidas. Recuperado Noviembre 14, 2010, de Centro de Información, México, Cuba y República Dominicana: http://www.cinu.org.mx/temas/desarrollo/dessocial.htm
Parkin, M., Esquivel, G., & Muñoz, M. (2007). Macroeconomía, versión para latinoamérica (7a ed.). México: Pearson Education.
Pugliese, E. (2000). Qué es el desempleo. Política y Sociedad, Universidad de Nápoles, 59-67.
Rodríguez Caballero, J. C. (2003). La economía laboral en el período clásico de la historia del pensamiento económico. Universidad de Valladolid, España: Tesis Doctoral accesible a texto completo en http://www.eumed.net/tesis/.
Say, J. B. (2005). Tratado de economía política o exposición sencilla del modo con que se forman, se distribuyen y se consumen las riquezas (Vol. Primero). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (Versión original 1803).
Schumpeter, J. A. (2004). The Theory of Economic Development. New Brunswick, New Jersey, United States of America: Transaction Publishers. (Versión original 1934).
Smith, A. (1776). Wealth of Nations. London: ElecBook.





[1] A esta forma de desempleo hoy la identificamos con la tasa natural de desempleo, que es aquella que se da por ajustes entre los trabajadores y los puestos de trabajo, este indicador está compuesto por parte del desempleo estructural y friccional y no puede ser eliminado con aumentos en la demanda agregada.
[2] Say, Juan Bautista: menciona que “un gobierno benéfico puede preparar de antemano ocupación a los brazos ociosos, ya sea formando a sus expensas empresas de utilidad pública como un canal, un camino, un edificio grandioso o ya promoviendo el establecimiento de una colonia, una traslación de población de un lugar a otro, etc”.
[3] Al decir los mismos efectos se refiere a la competencia entre los mismos trabajadores dispuestos a trabajar más y ganar menos.
[4] En nuestra opinión esta forma de desempleo debe ser tratada por separado, ya que el origen y sus efectos son diferentes al resto de los factores que se incluyen en el desempleo estructural y por tanto sus soluciones. Es por ello que para efectos de este ensayo, lo explicamos por separado.
[5] Say, Juan Bautista: menciona que mientras la maquinaria sustituye la fuerza laboral en una industria, ésta se regenera e incluso multiplica en otra. Ver pág. 182:189.

Reflexión:
Actualmente participo en algunos grupos académicos y profesionales donde principalmente trato las ciencias económico-admnistrativas, y entre los temas que me causan mayor interés está precisamente el desempleo, ya que considero que es un problema social que cada día se agudiza más y que afecta a muchos individuos y a sus familias. El desempleo, a pesar de ser un problema más o menos moderno -puesto que se concentra debido a las cada vez mayores discrepancias entre el desarrollo, las competencias humanas, las políticas tecnológicas y el salario- se ha presentado desde siempre, aunque en forma voluntaria, manifestándose en mendicidad y vagabundeo. De aquí que comenzamos este artículo, partiendo de sus inicios (considerando el inicio donde se vuelve un problema social) y evidenciando las primeras estrategias políticas para su control y concluyendo con los factores que a criterio del autor influyen actualmente en este rubro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario.